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Felipe Pomar en Wai mea |
En el verano de 1956, cuando se llevo a cabo el Primer Campeonato de Tabla, Punta Rocas era una rompiente relativamente nueva. El día del campeonato amaneció con mar grande y con mucha neblina. Era imposible ver las olas pero se escuchaba con gran volumen un fuerte rugido. Cuando desapareció la neblina todos se quedaron impresionados con el tamaño de las olas. El mar grande favoreció a los tablistas acostumbrados a ola grande, entre ellos Felipe Pomar, pues ya tenia dos años de experiencia corriendo en Hawai. El recuerda haber sido el único peruano en llegar a las finales, y se decía a si mismo: "Con llegar a las finales ya quedaste bien, ahora busca olas más grandes y arriesga todo. Nadie ha entrenado más, nadie se ha sacrificado más, nadie se lo merece más que tú". Estuvo a punto de ahogarse por no soltar la tabla (Estaba sin pita) en un revolcón corriendo hacia la izquierda. Saliendo del mar después de la final muchas personas se acercaron y le dijeron: "¡Ganaste, ganaste!". El no les creyó hasta que anunciaron los resultados y entonces lo cargaron en los hombros.
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Felipe Pomar con George Downing y Duke Kahanamoku |
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